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CONTAMINACIÓN ELECTROMAGNÉTICA

 

 

EL ENEMIGO EN CASA

 

            El titulo de “EL ENEMIGO EN CASA”, corresponde a un artículo que se publico el 7/03/93, en la revista semanario,  BLANCO Y NEGRO del periódico ABC, en el que se hacia un estudio sobre la peligrosidad y la polémica creada sobre los efectos de los campos magnéticos en los seres humanos.

 

Para comprobar lo que ha evolucionado la legislación en materia de protección con respecto a este tema tan controvertido, recordaremos como estaba en 1993 la investigación, y lo poco que ha cambiado en 20 años. Está claro que como dice Discovery Salud; las leyes no están hechas para proteger al ciudadano, sino para proteger a las empresas de las posibles demandas de los ciudadanos.

 

EL ENEMIGO EN CASA

 

            Desde que se descubrió la manera de aprovechar la energía eléctrica, la vida cotidiana no ha dejado de cambiar. Fuente prácticamente inagotable de bienestar y progreso,, la electricidad nos rodea de forma constante durante la mayor parte del día.

 

Desde el momento mismo de levantarse de la cama, probablemente al son de un despertador ecléctico, nuestra jornada pasa por maquinas de afeitar, secadores de pelo, cepillos de dientes y cafeteras eléctricas, batidoras hornos de microondas, aspiradoras, planchas, secadoras, lavavajillas, neveras, televisores, radios, ordenadores, y un sin fin de aparatos que hacen más fácil y cómoda la existencia. Al salir  a la calle, pasamos sin advertirlo junto a postes y tendidos eléctricos, cables de alta tensión, generadores y otras instalaciones que, de alguna manera, producen, transportan o utilizan electricidad.

 

            La discusión sobre las consecuencias de las radiaciones electromagnéticas, sobre el organismo humano, tiene varias décadas de antigüedad, pero nunca hasta ahora se había conseguido determinar de forma concluyente un posible efecto pernicioso para la salud.

 

            El pasado 30 de enero de 1993, la historia cambio para siempre. Ese día, se hicieron públicos en la capital sueca, los resultados de una investigación que puede modificar de manera sustancial la opinión de cientos de millones de personas sobre las “comodidades” de la vida moderna; existe, según dicho estudio, una relación directa entre los campos electromagnéticos y el cáncer, en especial los tumores cerebrales y las leucemias infantiles.

 

            Suecia se ha convertido así en el primer país del mundo en reconocer oficialmente los efectos que los campos electromagnéticos de baja frecuencia y fuerza superior a 0,2 microteslas pueden tener sobre el organismo humano. Durante los próximos meses, todas las escuelas y guarderías del país que estén en las cercanías de una línea de alta tensión, recibirán la visita de un equipo que medirá la intensidad de los campos que “bañan” diariamente a los alumnos y determinara el grado de riesgo a que están sometidos los pequeños, al parecer los más perjudicados por este tipo de radiaciones.

 

            El Instituto Nacional Sueco para las Radiaciones, ha decidido por su parte, recomendar muy seriamente que los nuevos tendidos eléctricos se tracen y se dispongan de manera que queden lo más lejos posible de ciudades, pueblos y aldeas, con el fin de evitar la exposición de los ciudadanos a las ondas electromagnéticas. La recomendación se hace extensible a todo tipo de instalaciones capaces de generar campos magnéticos de electricidad.

 

Evitar radiaciones

            Desde el 30 de enero de 1993, los periódicos prodigan sus editoriales pidiendo una intervención gubernamental más decidida y las emisoras de radio y televisión difunden consejos para que los millones de usuarios de aparatos eléctricos eviten en lo posible las radiaciones;

 

“No se siente demasiado cerca del televisor; piense que las lámparas de larga vida emiten campos altamente magnéticos; no duerma con un despertador o radio cerca de la cabeza; no pase muchas horas ante la pantalla de un ordenador; no se acerque a menos de dos metros de un microondas conectado; limite el tiempo de uso de maquinillas de afeitar y secadores de pelo; compre un detector para medir donde los campos magnéticos son más fuertes en su casa. Si nota síntomas como calor en la cara, pecho y hombros, sensación de escozor o picor en las mismas zonas, sequedad en las mucosas, mareos, dificultad para concentrarse, dolor de cabeza, pérdida de memoria, molestias en los ojos, sabor metálico en la boca o mal cuerpo, aísle los cables, contactos y demás instalaciones eléctricas de su casa y acuda al médico.

 

            En Suecia, uno de los países más electrificados del mundo, y también uno de los que más atención ha prestado a las posibles relaciones entre electricidad y salud, más de cien mil personas se ven obligadas a vivir completamente aisladas, sin luz, teléfono ni ningún otro aparato que necesite energía eléctrica para funcionar. ¿El motivo?. Una extraña “alergia a la electricidad”, tan extendida que se está convirtiendo en un verdadero problema de salud nacional. Los enfermos más graves y con síntomas más agudos, se han exiliado a auténticos “guetos” en las afueras de las ciudades o en medio de los bosques, donde viven en caravanas, roulottes o cabañas sin luz ni teléfono. Para estas decenas de miles de personas, la vida se ha convertido en un infierno. Cualquier intento por volver a sus hogares y llevar una existencia normal junto a sus familias ha sido inútil, solo han conseguido enfermar aun más.

 

            Las personas con síntomas menos graves se han visto obligadas a sanear sus casas aislando los aparatos eléctricos con pantallas y  cajas de metal y desterrando del hogar todos los electrodomésticos no imprescindibles. Hasta hace unos años, todos desconfiaban de este gran grupo de “extraños enfermos” que hoy reciben  la ayuda oficial del Estado para acondicionar sus despachos y domicilios particulares.

 

            Leif Friberg, catedrático de Técnica de Maquinaria de la Universidad de Lund y decano de la misma durante seis años, ha pedido formalmente al Gobierno de Estocolmo que dicte una ley  que prohíba vivir o trabajar cerca de campos electromagnéticos. Hace tiempo, asegura Friberg a ByN, empezamos a preguntarnos el motivo por el que tanto los alumnos como los profesores de esta Universidad nos encontrábamos mal con bastante frecuencia. Comprobamos que había una relación directa entre los campos electromagnéticos y el malestar.

 

En los últimos años hemos tenido más de una docena de casos de cáncer y varios fallecimientos. Al estudiar esos casos hemos constatado que cuatro de los muertos tenían puestos directamente relacionados con esos campos. Tres de ellos, científicos, investigaban sobre electroimanes y el cuarto tenía su mesa de trabajo en el piso superior, donde hemos llegado a medir campos de cuarenta microteslas, un valor altísimo.

 

Sobre el volcán

            Como sucede con otros muchos edificios, prosigue el profesor Friberg, la Universidad está construida sobre sótanos donde se han colocado los transformadores y los cables de alta tensión. Los científicos, los alumnos, todos nosotros, pasamos horas y horas sentados encima de eso. Hemos llegado a detectar cuatro casos de muerte por cáncer en una casa vecina.

 

Se necesita un saneamiento tan riguroso como el que se efectuó al descubrir que el amianto provocaba cáncer. Entonces se retiro de los edificios todo lo que contenía amianto. Hoy sabemos que los campos electromagnéticos tienen el mismo efecto. Tendremos que sanear muchos locales.

 

            Las opiniones del profesor Friberg están respaldadas por otro estudio realizado por un organismo oficial del país nórdico, esta vez el Instituto Nacional de Medicina en el Trabajo, que denuncia el alarmante aumento del número de leucemias crónicas linfocitarias entre los trabajadores expuestos a los campos electromagnéticos. Los grupos de trabajadores con más riesgo se encuentran entre los conductores de trenes eléctricos, personal de aviación y centrales nucleares.

 

            Un dato curioso: la posibilidad de enfermar es mayor si el trabajador tiene una o varias muelas empastadas. En efecto, existen varios factores que hacen suponer que los campos magnéticos tienen relación con la cantidad de mercurio que se desprende de las amalgamas usadas para empastes dentales. El mercurio de los plomos usados para arreglar caries aumentaría, según los resultados de Österdahl y Högstedt, entre tres y cinco veces ante la presencia de un campo magnético, por ejemplo, el generado por una pantalla de ordenador.

 

Colaboración Internacional

            En el segundo sótano del hospital de Ramón y Cajal, de Madrid, la doctora Jocelyne Leal, tiene su trabajo y su vida. Allí, junto a otros tres investigadores, esta expresiva dama francesa, “más española que usted, porque usted nació español y yo elegí serlo”, se toma absolutamente en serio, desde hace casi quince años, el estudio de los efectos de los campos magnéticos en los seres humanos. Jefa del Servicio de Bioelectromagnetismo del hospital y presidenta de la Sociedad Europea de Bioelectromagnetismo, la doctora Leal es una de las máximas autoridades mundiales en la materia. En sus teléfonos suenan continuamente llamadas de Estados Unidos, Canadá, Francia, Suecia, Finlandia... Todos quieren comparar resultados, pedir consejos, sugerir ideas, aportar datos.

            “Desde hace más de veinte años –explica la doctora Leal- se vienen realizando estudios sobre los posibles efectos de los campos magnéticos en la salud humana. Pero hasta hace poco no se podía decir que hubiera nada concluyente. Según cual fuera el método aplicado para medir los campos, se obtenían resultados completamente diferentes: algunos decían que había riesgo, otros, que no. Pero ya no hay duda. Después de lo que han hecho los investigadores del Instituto de Karolinska, no se puede negar que puede realmente existir una relación directa entre la exposición a los campos electromagnéticos y la incidencia de la leucemia infantil.”

 

            El estudio del Instututo Karolinska, de Estocolmo, dirigido por Maria Feychting y Anders Ahlbom, se realizo sobre 436.503 personas que tenían en común el hecho de haber residido a menos de trescientos metros de una línea de alta tensión entre 1960 y 1985. Los investigadores calcularon la dosis media anual de exposición a la que se sometió cada residente. Para conseguirlo, fue necesario, en primer lugar, medir con exactitud la distancia entre cada habitación de cada casa y las líneas de alta tensión.

 

 El efecto, el valor del campo electromagnético disminuye en función del cuadrado de la distancia. Por ejemplo, bajo una línea de cuatrocientos mil voltios por la que pasa una corriente de dos mil amperios de intensidad, el valor del campo es de trece microteslas (un microtesla es la millonésima parte de un tesla, unidad para las ondas magnéticas que se mide en segundos por voltio por metro cuadrado). A treinta metros de la línea, la intensidad del campo se reduce a ocho microteslas, y a doscientos metros, baja hasta 0,1 microteslas (El campo magnético en una casa normal tiene un valor medio entre 0,05 y 0,1 microteslas.)

 

Los resultados

            Los resultados del estudio indican que los niños menores de quince años que vivan en casas expuestas a dosis de radiaciones electromagnéticas de 0,3 microteslas, tienen cuatro veces más riesgo de contraer leucemia. Incluso a 0,2 microteslas el riesgo sigue siendo el triple de lo normal. En el caso de los adultos, los investigadores no han encontrado evidencias definitivas de aumento de riesgo de cáncer. En todo caso, aseguran, no es recomendable vivir a menos de cien metros de una torre o línea de alta tensión.

 

            Hablamos de nuevo con la doctora Leal, quien explica por qué la atención se centra sobre los campos magnéticos y desprecia los campos eléctricos: “El motivo es muy sencillo. El campo eléctrico disminuye drásticamente su intensidad en cuanto penetra el primer milímetro de un organismo humano, mientras que el campo magnético lo atraviesa de parte a parte sin perder su fuerza. Por eso tiene más posibilidades de actuar sobre los tejidos vivos, a través de los que pasa con gran facilidad.”

 

            -¿Por qué  precisamente los campos de baja frecuencia?
- En cualquier campo electromagnético podemos distinguir dos características muy diferentes: la frecuencia, que es la cantidad de veces por segundo que el campo alcanza su máxima potencia; y la fuerza, que es la intensidad que alcanza el campo. Un campo electromagnético puede tener altas y bajas frecuencias e intensidades. Pero se ha comprobado que, cuanto más baja es la frecuencia de un campo, más penetrante se vuelve.

 

            - Los tendidos eléctricos y los electrodomésticos generan campos de baja frecuencia. ¿Por qué son estos campos nocivos para el organismo?
- No se puede decir a priori que un campo electromagnético sea nocivo. ¿Es nocivo un martillo? Pues depende de cómo se use ¿no? Es más, controlando exactamente las frecuencias y la fuerza, aplicándolas a las zonas necesarias del cuerpo, los efectos de los campos magnéticos pueden ser muy beneficiosos.

 

Ahí están los impresionantes resultados de la aplicación de campos magnéticos en recuperación de fracturas, o las resonancias magnéticas, uno de los instrumentos de diagnostico más potentes que existen en la actualidad. Pero el mero hecho de que estas aplicaciones sean posibles, significa que los humanos somos sensibles de alguna manera a estos campos. Por eso, no sabemos aun muy bien lo que puede pasar cuando nos sometemos a campos magnéticos de forma incontrolada.

 

            Por el momento, ninguna nación del mundo, excepto Suecia, que se dispone a hacerlo, ha elaborado leyes que regulen la exposición a campos magnéticos. Sin embargo, si existen recomendaciones de carácter general, propuestas por organismos internacionales y basadas en los resultados de los diversos estudios epidemiológicos y experimentales.

 

Efectos biológicos

            En 1983 y 1988, el equipo norteamericano de Daniel Lyle, de Fdo and Drug Administration, puso en evidencia, en ratones de laboratorio, una disminución de la eficacia del sistema inmunitario en proporción a la intensidad del campo electromagnético recibido. Lyle comprobó una disminución de la citotoxicidad de los linfocitos T, una variedad de glóbulos blancos que ataca a los antígenos y a ciertas células cancerosas.

 

            Las más recientes investigaciones se han centrado en una pequeña glándula situada en la parte posterior del cerebro: glándula pineal, encargada de producir melatonina, una hormona que es segregada de noche.

 

Debido a la acción de la luz, la glándula deja de segregar durante el día, por lo que la producción de esta hormona sigue fielmente el ritmo de los días y las noches a lo largo de las estaciones, regulando los ritmos circadianos del organismo (ciclos de sueño, ciclos hormonales, etc.) Pues bien, según los resultados obtenidos por Russel Reiter, profesor de neuroendocrinología de la Universidad de San Antonio, Texas, los campos electromagnéticos tienen el mismo efecto en la glándula pineal que la luz: obstaculizan la secreción de melatonina, proceso que podía muy bien ser responsable de desfallecimientos inmunitarios, insomnios o cambios de humor. Pero la melatonina desempeña otra importante función: es un factor de defensa contra el cáncer. Su carencia podría favorecer el desarrollo de los procesos cancerosos.

 

            - La mayoría de las investigaciones llevadas a cabo hasta el momento hacen referencia a las consecuencias de los campos electromagnéticos generados por líneas de alta tensión. Sin embargo, la mayor parte de los electrodomésticos que se utilizan en un hogar medio generan campos miles de veces más intensos, aunque su radio de acción sea muy pequeño. ¿Se puede o no se puede decir que los campos generados por los aparatos de uso domestico son dañinos?

 

            - Es cierto que los campos generados por los electrodomésticos pueden ser muy fuertes, pero hay otro factor importante a tener en cuenta: el tiempo de exposición. Si una familia vive a menos de cien metros de una torre de alta tensión y su casa esta “bañada” por un campo, digamos, de 0,3 microteslas, sus inquilinos, especialmente los niños, pasaran muchas horas al día bajo la acción de ese campo, que como se ha visto puede hacer aumentar en cuatro veces el riesgo de leucemia infantil.

 

            Pero nadie utiliza una batidora durante diez horas seguidas, a tres centímetros de su cuerpo (lo que supondría un campo altísimo, entre 60 y 700 microteslas). Puede haber excepciones con los aparatos que emitan fuerzas muy altas y que se usen regularmente muy cerca, como es el caso de las maquinas de afeitar o los secadores de pelo. Existe un estudio que dice que las maquinillas de afeitar pueden tener efectos nocivos si se usan durante más de dos minutos y medio al día, pero creo que esa investigación no es suficiente.

 

            Para la doctora Leal, el principal problema es precisamente que faltan estudios, porque muy pocas personas, normalmente sin ayuda oficial, se han tomado en serio la cuestión. “Ahora –dice, no  sin cierta amargura- parece ser que el problema se está empezando a tomar más en serio, pero las cosas van aún demasiado lentas. Si es cierto que algunos aparatos emiten campos nocivos (lo que no está científicamente comprobado), estudiémoslos primero y pidamos después que se fabrique aparatos con campos más reducidos, que se inventen materiales más aislantes. No es necesario echarse las manos a la cabeza, es suficiente con usarla de forma adecuada.”

 

            Los campos magnéticos emitidos por los teléfonos celulares son menos penetrantes que los generados por otros aparatos, ya que su frecuencia es más alta. La polémica sobre sus posibles efectos perniciosos se basa en consideraciones diferentes a las expuestas en estas páginas, que hacen referencia solo a estudios sobre campos de baja frecuencia.

 

            Zonas rojas. El valor de los campos magnéticos disminuye con la distancia, lo que explica que a un metro de la man,o parte de los electrodomésticos el campo tenga valores normales (del orden de 0,02 microteslas, o lo que es lo mismo 0,2 miligauss). Sin embargo, a corta distancia, ciertos aparatos, como las maquinas de afeitar, generan un campo electromagnético hasta 70.000 veces más fuerte de lo normal. Se ha comprobado también que la inducción que existe a un metro de un horno microondas es aun entre diez y treinta veces superior a la media.

                                              


VALOR DEL CAMPO MAGNÉTICO (EN MICROTESLAS)

Distancia del objeto               3 cm                            30 cm                          1 m

 

Maquina de afeitar                 De 15 a 1500              De 0,08 a 9               De menos de 0,001 a 0,3

Aspiradora                           De 200 a 800              De 2 a 20                  De 0,13 a 2

Batidora                               De 60 a 700                De 0,6 a 10               De 0,02 a 0,25

Horno Microondas                 De 75 a 200               De 4 a 8                    De 0,25 a 0,6

Televisor                              De 2,5 a 50                De 0,04 a 2                De 0,01 a 0,15

Lavadora                              De 0,8 a 50                De 0,15 a 3                 De 0,01 a 0,15

Plancha                                De 8 a 30                   De 0,12 a 0,3              De 0,01 a 0,025

Cafetera eléctrica                   De 1,8 a 25                De 0,08 a 0,15            Menos de 0,01

Tostador                              De 7 a 18                   De 0,06 a 0,7              Menos de 0,01

Nevera                                 De 0,5 a 1,7               De 0,01 a 0,25            Menos de 0,01

 

Esto ya se sabía en 1993, y desde entonces, ha habido un sin fin de estudios que demuestran la nocividad de dichos campos, es mas en agosto de 2011, la OMS reconoce que el teléfono móvil puede provocar Cáncer, y solo lo reconoce, cuando debía de afirmarlo, pero la presión de las compañías de telefonía es muy grande, ni que decir con los centros de transformación, las torres de alta tensión y las compañías de suministro eléctrico...

 

No obstante existen una multitud de estudios científicos que demuestran la peligrosidad que para la salud tienen las ondas electromagnéticas generadas por las corrientes eléctricas y por las microondas, telefonía, telefonía móvil, radiofrecuencias, radares civiles y militares, etc.

 

Y porque lo hemos comprobado en dos trabajos de campo realizados en sendas localidades españolas con un inusitado numero de canceres. Solo reflejaremos un extracto del informe elaborado por el doctor Dario Acuña Castroviejo, catedrático de Fisiología de la Universidad de Granada e investigador de prestigio internacional, titulado “Informe científico sobre los efectos de los campos electromagnéticos (CEM) en el sistema endocrino humano y patologías asociadas”. En la pag. 8, apartado 2.3 dice lo siguiente:

 

“Las ondas electromagnéticas generadas por las corrientes eléctricas y por las microondas, interfieren y distorsionan el funcionamiento normal del organismo humano. Aunque en la biblioteca científica hay controversia, se han publicado con suficiente rigor metodológico diversos efectos nocivos en las personas expuestas. Los principales efectos perjudiciales de la exposición a campos electromagnéticos son los siguientes:


a.- Trastornos neurológicos como irritabilidad, cefalea, astenia, hipotonía, síndrome de hiperexcitabilidad, somnolencia, alteraciones sensoriales, temblores y mareos.
b.- Trastornos mentales, alteraciones del humor y del carácter, depresiones y tendencias suicidas.
c.- Trastornos cardiopulmonares, alteraciones de la frecuencia cardiaca, modificaciones de la tensión arterial y alteraciones vasculares periféricas.
d.- Trastornos reproductivos: alteraciones del ciclo menstrual, abortos, infertilidad y disminución de la libido sexual.
e.- Incremento del riesgo de algunos tipos de cáncer como las leucemias agudas y los tumores del sistema nervioso central en la infancia.
f.- Trastornos dermatológicos, dermatitis inespecíficas y alergias cutáneas.
g.- Trastornos hormonales: alteraciones en el ritmo y niveles de latonina, sustancias neurosecretoras y hormonas sexuales.
h.- Trastornos inmunológicos: alteraciones del sistema de inmunovigilancia antiinfecciosa y antitumoral.

Los campos electromagnéticos (CEM) de baja frecuencia (50 Hz) se generan alrededor de cualquier equipo eléctrico que esté funcionando en ese momento, sobre todo transformadores (o electrodomésticos que los incorporen), motores y equipos electrónicos (TV, ordenadores, equipos de música, radio-despertadores, etc.) También provocan contaminación electromagnética las líneas eléctricas de alta tensión y conductores de cualquier instalación eléctrica.


Es decir, que en muchas ocasiones no es solamente una línea de alta tensión exterior la que provoca esta radiación, sino que también existen elementos de riesgo mucho más cercanos.

 

¿Por qué nos afectan los campos electromagnéticos?
El organismo humano, igual que el de los otros seres vivos, posee una estructura que funciona gracias a la acción de corrientes eléctricas y magnéticas muy débiles. Por esta razón los campos electromagnéticos de origen artificial pueden llegar a provocar, a medio y largo plazo, graves enfermedades en el cuerpo humano.


La mayoría de los estudios llevados a término concluyen que la exposición continuada a campos electromagnéticos elevados comportan efectos como el cansancio crónico o la aparición de enfermedades diversas como el insomnio, dolores de cabeza frecuentes, pérdida de reflejos, falta de concentración, etc.

 

¿Cuándo y a partir de que valores existe riesgo?
La contaminación electromagnética se considera más peligrosa por la noche, cuando el cuerpo está en reposo y el cuerpo es más vulnerable. También aumenta el riesgo cuando nos encontramos sometidos a situaciones de estrés y agotamiento.
Estas radiaciones se consideran peligrosas a partir de los 2 mili Gauss (200 nano Teslas)

 

¿Qué podemos hacer contra la contaminación electromagnética?
Sin disponer de instrumentos de medida ya es posible evitar la contaminación electromagnética si tenemos en cuenta algunas pequeñas precauciones como la de alejarnos de elementos eléctricos que se encuentren enchufados. Uno de los ejemplos más evidentes es el despertador eléctrico, que a causa de la corta distancia a la que se coloca y al transformador que posee emite una elevada radiación sobre las personas. Una radio a pilas no emite ninguna radiación pero cuando se conecta a la red se convierte en un emisor de campos electromagnéticos.
Y una regla muy importante: la distancia es la mejor solución a la radiación. Cuanta mayor sea la distancia de una fuente emisora menor será la radiación que recibamos.

 

 

           

 

 

 

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